Las denuncias por intoxicación alimentaria no siempre son ciertas. Pero, ya sea que se trate de un problema real o de un fraude, la reputación del establecimiento podría ser seriamente dañada y por ende, su éxito mercantil. Por esta razón es conveniente contar con una buena asesoría en seguridad y calidad alimentaria.
Por supuesto, el segundo caso es lamentable puesto que no ha habido riesgo y solo se han generado dificultades para la verdadera víctima del episodio, o sea, el negocio. Por situaciones como estas, quien se dedique a la venta de comida podría estar en peligro de recibir falsas acusaciones por parte de una persona de dudosa moral que quiera obtener un beneficio económico.
El personal de una empresa que prepara y vende comestibles tiene que saber qué hacer y cómo enfrentarse a un cargo de esta naturaleza. La formación debe tener dos vertientes:
- La primera referida a la manipulación higiénica y eficiente de los víveres durante su elaboración y almacenamiento. La importancia de mantenerlos refrigerados y los niveles de temperatura que se recomiendan. Operar permanentemente en áreas limpias y ordenadas. Es decir, toda la información impartida en los cursos de seguridad alimentaria.
- La segunda enfocada en la propia conducción de las acusaciones. Se necesitan procedimientos establecidos en los manuales de calidad y entes designados para controlar estas situaciones. No obstante, dada la presión que ejercen los clientes, los medios de comunicación, las autoridades sanitarias y la urgencia del asunto, resulta crucial disponer previamente de un especialista externo que asesore con respecto a estos casos.
Se aconseja asumir que el cargo es real, esto es actuar en modo seguro, separando del resto las provisiones sospechosas de provocar la contaminación y recogiendo muestras para pruebas de laboratorio. También es sensato pedir informes médicos y exámenes clínicos de las personas supuestamente intoxicadas.
Resumiendo, al recibir una denuncia por intoxicación alimentaria, hay que proceder con cautela pero con paso firme. Considerar todas las opciones, incorporar rápidamente al asesor de seguridad y calidad alimentaria en las sesiones de trabajo y actuar con inteligencia y honestidad para minimizar el daño y que no se vea perjudicado el prestigio del lugar.